Cuando pensamos en libertad financiera, muchas veces lo vemos en abstracto, sobre todo cuando empezamos el proceso de pensar en ello, pero hay que aprender a materializar lo que deseamos. Como dice el mismo Robert Kiyosaki «cuando la gente busca el dinero con sus ojos, no puede ver nada». Como ya sabemos, para materializar algo, primero tienes que representarlo en tu mente, y eso no se ve con los ojos.
En el momento de decidir que quería aprender más del mundo financiero empecé a formarme y a seguir a gente, con muy diferentes ideas, con quienes aumentar dicha formación. Y, ¿qué ocurre cuanto te emocionas y quieres que otra gente sienta la misma emoción?, pues que tratas de compartirlo.
Digo “tratas” porque cuando comentas con la gente, suele salir con las mismas frases: «el dinero no crece en los árboles», «no es tan fácil ganar dinero», en definitiva «el dinero es sucio»; y las frases más modernas: «para hacer dinero se necesita dinero», «el que tiene dinero es porque se lo ha quitado a alguien», «si los empresarios ganan dinero es por el esfuerzo del trabajador», etc.
El dinero es energía
La forma en la que vemos el dinero podríamos decir que se trata de algo educativo, y creo firmemente que así es, pero eso es actualmente, y nuestra forma de pensar viene de más atrás.
Se trata de un aspecto que también suma, un aspecto cultural muy importante ligado a la religión (en nuestro caso la católica), donde el dinero era considerado algo negativo, hasta «diabólico». Seguramente por el control que se quería ejercer sobre la población.
Todavía recuerdo cuando lo estudiábamos en la escuela, del dinero se ocuparon los judíos, porque su religión «se lo permitía» y así «nos libraban» al resto de pecar. Al igual que el emprendimiento, las culturas protestantes suelen (solían) tender más a él, y esa actitud también ha llegado hasta la actualidad.
Vaya, me da la sensación de vivir un dejavu, si antes era la religión la que trataba de controlarnos y ahora no lo hace, ¿quién es quien ejerce ese control?.
Pero en realidad el dinero no es bueno, ni malo, sino que se trata «simplemente» de energía. La energía no es buena ni mala. El dinero tampoco es pecado, ni hace malas a las personas. Si una persona es «mala», puede que el dinero haga más visible esta actitud, pero lo mismo pasa con una persona «buena».
También aquí conviene recordar que la energía ni se crea, ni se destruye, por ello considero que en muchas ocasiones sí que podríamos ver crecer el dinero en los árboles, o conseguir fácilmente ganar dinero, sólo teniendo en cuenta este principio.
El flujo del dinero
Es ahora cuando conviene recordar el cuadrante del flujo del dinero que comenta Robert Kiyosaki, formado por empleado, autoempleado, dueño de negocio e inversionista. Nos indica cómo en el mundo «se requieren personas que operen en los cuatro cuadrantes para asegurar la estabilidad financiera de la comunidad».
Por lo tanto, ya sea la religión, la familia, los gobiernos, la escuela, o cualquier otra institución, estamos controlados desde diferentes puntos, y la presión de grupo a veces es muy fuerte. En realidad, no tiene sentido esta presión cuando de lo que se trata es de desarrollarnos y mejorar conjuntamente.
Puede ser necesario cierto equilibrio, pero cuando vemos cómo se lleva a cabo, moviendo los hilos como si fuéramos marionetas, me recuerda lo que nos transmitía Aldous Huxley en «Un Mundo Feliz», donde antes de nacer ya se sabía a lo que te ibas a dedicar, porque ya te preparaban genéticamente para ello. A mí, sinceramente, me produce pavor.
No obstante, como ya hemos hablado en alguna ocasión, todo cambia, y lo único estable que hay en la vida es el propio cambio. Se trata de una premisa que es importante tener en cuenta a la hora de tomar cualquier tipo de decisión.
Creo que cada uno debe decidir en qué cuadrante quiere estar. Puede haber gente que se quiera quedar en un cuadrante toda su vida, sin moverse. Aunque bien es cierto que conviene pasar por todos los cuadrantes, para aprender de ellos y para que cuando seas, por ejemplo, dueño de un negocio, sepas cómo actúa un empleado.
Estabilidad vs Riesgo

Aquí es importante resaltar que quien verdaderamente corre riesgos financieros es quien no sabe acerca de finanzas. Normalmente cuando no sabes acerca de finanzas te fías de lo que te dicen otras personas, lo cual no es positivo, tomar decisiones basándote en lo que te dicen.
No se trata sólo de que la persona que te cuente no sepa, sino que muchas veces cuando quien te cuenta sabe, en ocasiones es por un trabajo (bancos, por ejemplo) y en estos casos son sus trabajadores quienes te informan y el primero que debe ganar (el propio banco, una asesoría o cualquier otra entidad).
En realidad, a nadie le gusta perder, pero la actitud y mentalidad de alguien que sabes va a conseguir ganar finalmente es cuando tienen algún traspiés (o gran fallo), pero ya están pensando en el siguiente proyecto y cómo lo van a mejorar para que no les pase lo mismo.
De eso se trata, de ver la situación como un aprendizaje, no como un fracaso. De ahí la expresión «el que no se arriesga, no gana», tal vez lo que muchas personas lo viven como un riesgo, quien se lanza a hacerlo lo vive como un aprendizaje. Por ello también podría decirse que lo que mucha gente vive como estabilidad, otra mucha lo puede vivir como un estancamiento.
Seguramente sólo se trate de diferentes puntos de vista, pero importante a la hora de vivir nuestras vidas.
Busquemos mentores
Por lo que comentaba antes, cuando hablas con la gente de dinero (cuando no te sale la persona que se incomoda enormemente con el asunto) es importante el poder dar con gente que vaya en tu misma línea, o por lo menos con la mentalidad que a ti te gustaría lograr.
Nuevamente, como dice Robert Kiyosaqui «si usted quiere ir a alguna parte, es mejor encontrar a alguien que ya haya estado allí». Por eso es muy importante de la gente que te rodeas. No se trata de que dejes a las amistades de toda tu vida, pero sí que gestiones tu tiempo y pases la mayor parte posible con la gente a la que te quieres parecer.
Por ese motivo yo elegí un equipo que me pudiera proporcionar conocimientos y me ayudara a conseguir la mentalidad que ya tenía en teoría, pero que quería lograr igualmente en la práctica, como es el CBC Business Club.
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