Ojalá que de niños se nos enseñara a perseguir sueños en vez de notas

ASÍ DE MAYORES SEGUIRÍAMOS BUSCANDO SUEÑOS Y NO SUELDOS

Hoy es viernes por la tarde y tendría que estar en la playa con mis hijos.

Está lloviendo. No hace día de playa.

Decidimos pasar la tarde jugando… mejor aún, persiguiendo sueños.

¿Cuándo dejaste de jugar a ese juego?

Voy a contarte una historia.

Hace exactamente 11 años y medio.

Cuando mi hija mayor tenía 7 años (y ahora tiene casi 19), la directora del colegio me contaba orgullosa (no sé si de ella misma o de mi hija) que era una niña “muy buena”, “muy estudiosa” y “muy aplicada” que sacaba muy buenas notas…

Todo lo que quieren escuchar muchas madres de sus hijos.

Y yo tan solo veía que mi hija, con 7 años, poco a poco, estaba perdiendo la creatividad, la espontaneidad, las ilusiones locas de hacer cosas raras (raras para los adultos, claro, alucinantes para los niños en general).

Mi hija con 7 años ya no tenía sueños.

Su objetivo era sacar buenas notas.

Oye, ¡mira si era aplicada que ya había entendido que el resultado “era lo importante”!

Allí recibía la aprobación de sus profesores, lo que se reforzaba con el halago si eran buenas o con la reprobación si eran malas.

Y tal vez a muchos nos ha pasado lo mismo, ¿no?

Por lo menos a muchos de los adultos que yo conozco, aprendieron esa lección en el colegio.

Si sacas buenas notas, bien, pasas de curso, te premian, con cariño, sonrisas, e incluso con ciertos privilegios.

Si sacas malas notas, mal, hay que repetir y “eres de los vagos”

La conclusión a la que llega un niño o una niña es fácil… hay que sacar buenas notas… no por aprender ni porque algo realmente le interese.

¡No-no-no!

Las notas en el cole marcan la diferencia entre sentirte aceptado y de los buenos, o no.

Y todas y todos queremos sentirnos aceptados.

En aquel momento, mientras escuchaba a la directora elogiar a mi niña, yo tomé una decisión como madre.

Una decisión muy radical, que nos cambió la vida como familia.
Y oye, sí que fue radical y algún día te la contaré.

A nosotros nos sirvió, pero ¡tan poco hace falta ser tan intrépida y radical!

Lo que sí es necesario, y no se está haciendo en muchos casos, es que dejemos a los niños y niñas investigar, que sepan cuáles son sus sueños, no notas, y que los persigan hasta alcanzarlos.

¿No crees que eso sería fantástico?

¿No te hubiera gustado que te motivaran a seguir soñando en vez de bajar a tierra todas tus ensoñaciones?

A mí, sí.

Yo era muy fantasiosa y mis padres muy realistas.

Me hubiera ahorrado muchos años en “trabajos por un sueldo” si hubiera seguido y perseguido mis sueños.

Tal vez haya madres y padres por aquí, y estarán pensando que es importante que niños y niñas presten atención en clase, que sepan permanecer callados, sentados, escuchando y trabajando.

Que es importante que, si alguna asignatura no se les da bien o les cuesta, que vayan a clases de refuerzo.

Que vayan a clases de matemáticas, de lengua, de todo.

Que aprendan inglés. Y hasta chino.

Que sepan informática. Es el futuro.

Todo para que salgan preparados para la vida laboral. Que el mundo es cada vez más competitivo… Que es por su bien. Bla bla bla.

Me duermo.

Me aburro.

Realmente no veo todo eso tan importante.

Pero, claro, a mí no me hagas mucho caso, que no soy directora de ninguna escuela.

Mis hijos van a clases extraescolares de cosas importantes que no se dan en el colegio, van a clases de robótica, de impresión 3D, clases donde se potencia y se desarrolla su creatividad.

Incluso tienen clases de educación financiera, no quiero que sean analfabetos financieros como fue su madre tanto tiempo…

A estas alturas de tu vida, seguro que ya sabes que el tiempo es el único bien que cuando se gasta no vuelve, entonces,

¿por qué les enseñamos desde pequeños a no valorarlo?

¿a gastarlo en cosas que no les gustan porque es “lo que hay que hacer” y “porque el mundo es cada vez más competitivo?

Los adultos muchas veces hablamos de que queremos libertad financiera, y a los niños les enseñamos que su tiempo no es valioso porque pierden muchas horas de su infancia en cosas que no les gustan…
Pues déjame decirte que quien aprende a gestionar bien su tiempo aprende a gestionar bien su dinero.

Los adultos también hablamos de libertad personal y enseñamos a que esa libertad está fuera, en unas notas, o en un sueldo, no en lo que nos gusta…

Hace falta mucha educación financiera

Para niños y para adultos

Tengo claro que como padres quieres lo mejor para tus hijos.

Estoy segura, que hagas lo que hagas, lo haces por su bien.

Y si como adulto no tienes educación financiera:

¿cómo vas a poder enseñársela a tus hijos?

¿Cuál es el ejemplo que quieres que tengan?

¿Sabes que tus hijos van a tener que usar las criptos sí o sí?

Piensa qué prefieres…

¿Tener conocimientos sobre finanzas y poder ayudarles?

¿O que aprendan ellos por sus propios medios como hemos tenido que aprender nosotros?

Así que si quieres que tus hijos tengan educación financiera y buena relación con el dinero estás en el lugar correcto.

Porque si tú te formas, rompes patrones y creencias sobre el dinero, aprendes a gestionar tus finanzas, aprendes a generar ingresos pasivos, a utilizar las criptomonedas sin miedo, serás capaz de transmitirles esa seguridad y ese empoderamiento acerca de algo, con lo que tarde o temprano van a tener que enfrentarse inevitablemente, como son los cobros y los pagos, los ingresos y los gastos

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