Escuché una vez a un Mentor decir eso mismo: que había que recorrer los 45 centímetros que separan el cerebro del corazón en nuestra vida, en todos los aspectos que forman parte de nuestra vida, de nuestro día a día.
¿Para qué?
Esa es la verdadera cuestión, la finalidad de esta unión entre razón y emoción. Algo que a tantos y durante tanto tiempo se nos ha impedido pensando que eran partes de nuestro SER imposible de unir, de relacionar, siguiendo el dicho del filósofo B. Pascal allá por el s. XVII: “el corazón tiene razones que la razón ignora.”
Desde entender qué es la educación financiera a cómo influyen nuestras emociones en la toma de decisiones financieras es lo que motiva esta unión de ambas partes de la persona para permitirla vivir una vida lo más plena posible en el momento y situación vital en que se encuentre.
Importancia de la educación financiera
Entendemos por Educación Financiera el hecho de adquirir conocimientos sobre productos financieros o aprender a elaborar un presupuesto, así como de comprender cómo nuestras decisiones económicas afectan nuestra vida cotidiana y nuestro futuro. Todo ello es importante para navegar en un mundo donde los sistemas financieros son cada vez más complejos y las decisiones de consumo e inversión requieren de una mayor reflexión y análisis.
Este conocimiento también ayuda a la prevención de la pobreza y las desigualdades sociales; un individuo financieramente educado tiene las herramientas para tomar decisiones que pueden llevarle a la estabilidad y prosperidad económica. La educación financiera es fundamental para permitir a las personas a tomar decisiones informadas y responsables en cuanto al manejo de sus finanzas personales y familiares, lo que conlleva a una mejor calidad de vida.

Aplicar el corazón también en la educación financiera
Es cierto que la educación financiera se basa en conocimientos técnicos y teóricos. pero también es cierto que las finanzas personales van más allá de números y porcentajes; también incluyen valores, emociones y sueños . Aplicar el corazón significa reconocer que detrás de cada decisión económica hay personas con inquietudes, necesidades y metas personales.
Hacer de la educación financiera un proceso más humano ayuda a las personas a entender que las finanzas también pueden ser una herramienta para alcanzar objetivos significativos y valiosos, lo que facilita comprender y aprender de forma más sencilla los conceptos financieros, ya que las metas financieras propuestas tienen un propósito en el ámbito personal y emocional.
Educación financiera con sentido
Hacer que la educación financiera tenga sentido para la vida de las personas, incorporando su realidad y aspiraciones, es otra forma de facilitar y permitir que las personas se impliquen en su realidad financiera.
Cuando relacionamos el aprendizaje financiero con los objetivos y valores personales, como la seguridad familiar, la educación de los hijos, o incluso la realización de sueños como viajar o emprender un negocio, logramos que cada individuo perciba estas enseñanzas como relevantes y motivadoras a la hora de la implicación en el aprendizaje ya que permite comprender las finanzas como parte de un proyecto de vida satisfactorio y gratificante.
La empatía en la educación financiera
Vivir la educación financiera con empatía, implica entender las circunstancias únicas de cada individuo y adaptar la enseñanza para reflejar esos contextos personales, ser consciente de que cada persona enfrenta retos y oportunidades diferentes en sus finanzas, así como en la vida, puede dar una conexión más profunda con el conocimiento del universo financiero y permitir una comprensión más intuitiva de cómo gestionar el dinero de acuerdo con las situaciones de vida.
Al tener una educación financiera desde la empatía, desde la comprensión del otro desde la amabilidad y para intentar facilitar este proceso de educación ,tan diferente a lo que hasta ahora hemos vivido como educación, facilitamos que el conocimiento técnico llegue de manera más sencilla a cada una de las personas y que sean partícipes activos y no simples espectadores en el proceso de aprendizaje.
La empatía también implica enseñar la resiliencia y la adaptabilidad necesarias para enfrentar las fluctuaciones económicas, aspectos fundamentales para una vida financiera saludable.
La inteligencia emocional en las decisiones económicas
Entendemos por Inteligencia Emocional la capacidad de entender y gestionar nuestras emociones a la hora de encontrarnos en diferentes situaciones financieras.
Al desarrollar la inteligencia emocional, los individuos están mejor preparados para resistir impulsos momentáneos que podrían llevar a decisiones financieras perjudiciales como compras compulsivas de productos o servicios que realmente son innecesarias en ese momento en su vida y, a su vez, están más capacitados para mantener la perspectiva de largo plazo ya que les permite realizar un análisis real de sus necesidades realizando un análisis de los objetivos, y metas personales.
En resumen, la educación financiera con corazón no solo informa, sino que también forma a las personas para que se acerquen a sus finanzas con confianza, compasión y comprensión, teniendo en cuenta tanto los aspectos racionales como emocionales de las decisiones económicas.
Esto conduce a individuos más equilibrados financieramente, y a sociedades más robustas, inclusive desde el punto de vista económico.
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